Mi nombre es Peio Crespo y he escrito la trilogía LA BESTIA QUE SOY para buscar la respuesta a una pregunta muy concreta:
¿POR QUÉ EXISTE LA VIOLENCIA DEL HOMBRE CONTRA LAS MUJERES, NIÑAS y NIÑOS?
Ojalá pudiera decirte que estoy más cerca de esa respuesta, pero lo cierto es que solo he encontrado muchas más preguntas.
Me encantaría decir «Yo te entiendo, tía».
Significaría que estoy más cerca de sentir vuestro MIEDO a nuestra VIOLENCIA.
Pero no. Es imposible. Ningún hombre puede.
Sería como sufrir como propios los dolores de un parto.
Tampoco me ofende que digas que soy un violador en potencia.
Entiendo el término aristotélico «en potencia» y, además, hace nueve años que dejé de percibir mi ombligo como el más bonito.
Ahí fue cuando mi vida cambió.
Tampoco pienses en algo radical, como descubrir el budismo en un viaje por la India o dejar una adicción que me perseguía desde el instituto.
Imagina un golpe en el cerebro. Un clic, un cruce de cables, un par de neuronas de fiesta.
Como lo quieras llamar.
Y empecé a ver ciertos aspectos de la vida con una mirada diferente.
Me refiero a la violencia contra las mujeres, las niñas y los niños.
A la violencia que ejercen los hombres contra las mujeres, las niñas y los niños.
No, no es que antes yo la ejerciera.
Fuera un putero, un machista, un maltratador.
Un pedófilo, un pederasta, un violador.
UN ASESINO.
Qué va. Pero antes lo veía en la distancia, lo toleraba como quien tolera ver en las noticias la imagen de un niño muerto en brazos de su madre en la guerra el genocidio de Gaza.
Como un ciclón en Bangladesh que deja cien mil muertos.
Qué pena, qué desastre, qué mal está el mundo.
Y seguía comiendo mis macarrones.
Porque sabes que eso está ocurriendo.
Pero no lo ves de cerca. No le ocurre a alguien de tu familia, a una amiga, a una compañera de trabajo.

Así era hace unos años: un hombre con poca información y problemas muuuucho más graves en mi vida.
Cara de pocos amigos, la crisis de los treinta, varios corazones rotos (los míos) y un trabajo que no me llenaba.
(Ahora la crisis es de los cuarenta y el resto sigue igual. Bueno, algún corazón he roto yo también).
¿Qué paso, entonces? ¿Se despertó algún trauma de mi pasado?
No, de hecho, sigo siendo aquel hombre en muchos aspectos de mi vida.
Apenas pestañeo y sigo comiendo los macarrones con depende qué sucesos.
Pero hace nueve años ocurrieron dos hechos.
El primero me lo guardo. Por respeto. Tiene que ver con una persona muy cercana.
El segundo fue que leí un libro. Me llamó la atención su portada, su título y su sinopsis.
Lo típico cuando entras en una librería.
Se titula Los demonios del Edén, de Lydia Cacho.
Aborda el tema de la pornografía y la explotación sexual infantil. En un escenario de empresarios, políticos y gente con bastante pasta y poder.
Es decir, pedófilos y pederastas.
No sé si estaba más predispuesto, sensible o susceptible. Pero ese libro fue la semilla.
Y me volqué, me metí de lleno.
Me obsesioné.
Devoré tantos libros que ahora los podría utilizar de mesa para la cena de nochevieja con la familia.
Me sumergí en internet: documentales, películas, entrevistas, podcast.
Hasta gafas me he tenido que poner.
Me hice con cientos de artículos periodísticos.
Y salí a la calle. Tenía que investigar a fondo.
Sobre el terreno.
No solo ver la sangre. Tenía que sentirla. Tocarla.
Y entonces sí, ahí ya lo tenía al lado.
Ahí ya podía imaginar que la violencia que ejercen los hombres contra las mujeres, las niñas y los niños sucedía en aquel instante, en aquel lugar.
Que uno de esos hombres podía ser el de la panadería, el del taller, o cualquiera de los que atendía en la tienda donde trabajaba.
Un policía, un juez, un político.
O que uno de esos hombres podría ser mi tío, mi primo, mi amigo…
Es una ficción cruda basada en historias reales que tristemente existen y a las que no interesa poner remedio. Espero remueva conciencias.
-Mario
Estaba jodido.
Era tanta la ira que sentía que decidí que tenía que hacer algo.
(Ahora me estás imaginando como un héroe sin capa o como un capullo que quiere ir de héroe. Y todo bien, ejercitar la mente siempre es positivo.)
Pero, ¿qué?
No tengo ningún tipo de formación oficial o reglada al respecto. Ganarte la confianza de una víctima siendo hombre es complicado.Tienen esa condición porque nosotros existimos.
Así que descartaba el voluntariado.
Tampoco es que tuviera demasiado tiempo. He tardado nueve putos años en publicar la novela.
Figúrate.
¿Qué podía hacer para ayudar, para ayudarme?
Bien. Podría escribir un ensayo. Pero de periodista tengo lo que Abascal de vida laboral.
Un canal de YouTube, entonces. Nah, me expreso mejor por escrito. Y me horroriza estar frente a una cámara.
Así que me pregunté:

Leer y escribir novela negra
Ya había hecho mis pinitos. Había escrito una novela, una novela corta y decenas de relatos. Era el típico que se apuntaba a esos concursos donde como premio te dan un jamón, o te publican tu obra en un libro recopilatorio que no va a leer ni el de la imprenta.
Pero esto era diferente. Tenía algo que contar.
Y creía que era importante.
Así nació LA BESTIA QUE SOY.
Ahora, cuando me hacen la pregunta «¿Y tú, Peio, por qué escribes?»
Yo suelo decir que es mi terapia.
Pero ya ves que es una verdad a medias. O directamente una mentira. ¿Crees que escribir algo como esto puede calmarme, darme algo de paz?
«Hay tres coches esperando en el muelle.
Antonio Meza sonríe al espejo interior cuando Sanja se acomoda en el asiento trasero, sobre el cuero del BMW.
—No te preocupes —dice Meza—. Va a ser un viaje divertido.
Dos horas después, en el aparcamiento de una estación de servicio abandonada, es cuando Sanja siente que algo se rompe en su interior.
Tiene siete años cuando la violan por primera vez.
Trata de luchar, pero es inútil y solo consigue que el dolor sea más intenso. Antonio Meza presiona sus muñecas contra el asiento y arremete con sus noventa kilos sobre el cuerpo enjuto de Sanja. Ella gira la cabeza y se deja hacer. Le cae baba y sudor sobre la mejilla.
Siente correr la sangre desde su vagina hasta el cuero. Y se queda pegajosa en su espalda y en sus nalgas.
—Me estás dejando el coche hecho una mierda.
Meza le da la vuelta y lo intenta por detrás. Sanja limpia la sangre con su camiseta. Tiene una mano de Meza sobre su nuca; su cara se aplasta contra el asiento, pero no cierra los ojos. Tiene la mirada hacia la izquierda, la parte trasera del asiento, una porción de cielo azul a través del cristal.
Aunque en realidad nada de eso logra ver.
Se ha apagado.
Meza se corre dentro.
—Limpia eso —dice, saliendo del coche.»
Sanja
Capítulo 10: Metamorfosis
Pues no, paz poca me da.
(spoiler: créeme, luego lo compenso y eso sí que es algo más parecido a una terapia)
Porque aunque tú pienses que estas palabras provienen de la imaginación del escritor, yo sé lo que hay detrás.
Una puta realidad
Me ha gustado mucho la forma de escribir. Es distinta, con escuetos párrafos que imprimen velocidad a su lectura, a veces una simple frase hace las funciones de un párrafo al que se le despoja de adornos y superficialidades literarias. Me ha gustado las analogías y las metáforas que utiliza para describir situaciones cotidianas. Me ha gustado las minuciosas descripciones que emplea y que dejan poco margen a la imaginación, ya que durante el tiempo que he pasado leyéndolo era como si estuviera sentada frente a una pantalla viendo una película.
No me ha gustado conocer a través de su lectura mucho de lo que les pasa a las niñas y a las mujeres en lugares no tan lejanos de nuestro mundo de bienestar. Hay escenas que te atraviesan pero no es por morbo o lástima sino por pura conciencia. En realidad es una novela de denuncia de las violencias machistas que sufren tantas mujeres.
Me ha impactado por su forma de denunciarlo de lo que resulta un relato desgarrador, incluso demasiado explícito que puede herir sensibilidades pero rápido y vibrante a la vez. Yo la recomiendo aunque ya aviso, antes de leerlo ponte una coraza.
Idoia
Ahora bien...
No te recomiendo leer la novela si:

Si eres mujer y no eres feminista. Es casi lo mismo que si eres obrero y votas a la derecha. Un oxímoron. (pregunta a Google qué significa)
Si no te gusta leer. Y no me refiero a leer el post romántico de tu amigo sobre lo feliz que está por cumplir tres meses junto a su novia. Con leer me refiero a LEER. En fin, ya me entiendes.
Si votas a los de verde. Y si eres fuera de España a cualquier partido que eche de menos al alemán del bigote. Este no es tu sitio.
Y, sobra decirlo, pero si ejerces cualquier tipo de violencia contra las mujeres, las niñas y los niños, tampoco te recomiendo la novela. (en este caso me alucina que hayas llegado hasta aquí, anormal).
Si quieres leer una novela negra diferente, con ciertas dosis de violencia, de amistad y de humor, a través de estos enlaces puedes comprar la primera parte en Amazon.
Algunas de las reseñas que han dejado quienes han leído La bestia que soy.
El estilo de la novela es cautivador, rápido, ágil y sin apenas pausas, lo que te mantiene en vilo de principio a fin. Sin embargo, entre capítulo y capítulo también hay momentos de alivio, gracias a la relación entre algunos de sus personajes principales. Relaciones poco comunes, tiernas y hasta cómicas. Un relato sobre una realidad escondida que a veces no queremos ver. Una novela necesaria y apasionante, a la vez que dura, donde la violencia es protagonista. En definitiva, recomiendo esta novela para quienes busquen una lectura emocionante y adictiva.
Paloma
Es una novela maravillosa, una historia dura y fascinante al mismo tiempo.
Peio consigue enganchar al lector desde las primeras páginas.
¡Lectura muy recomendada!
Lucía
Engancha, entretiene y te sumerge en una fantástica historia.
Lo que más me gusta del libro es que te hace sentir profundamente a cada uno de los personajes.
Fantástico regalo para estas navidades.
Gran autor, espero impaciente el resto de la trilogía.
Federico
Increible novela negra, en la que el escritor te transmite una realidad dura y sin compasion. Yendo a traves de nuestras ciudades , viajando por ciertos lugares y tierras hostiles, en el que las victimas sufren una dura realidad.
Conociendo progresivamente a cada un@ de los protagonistas, empatizando con ellos y con las situaciones freneticas q se encuentran, a la vez que sentimiento de total repulsion hacia otros.
Ritmo frenetico, lenguaje soez, y ambientes cargados de situaciones limite.
Totalmente recomendada, esperando ya la segunda parte.Te atreves?
Javito

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